LLAMANDO A LAS PUERTAS DEL CIELO 2m1j42

Debe de la mañana en un rábano más allá de él V30, año 2003. Dos jóvenes rapean atrocidades en entre de una pila de personas que hay sobrevivido en el desfase techno de esta noche. Todavía no lo saben pero fin para nacer Los Chikos del Maíz. Estas charlas de libro de estaciones de chut, horas de furgoneta, okupas, habitaciones con el sonido peor de la historia y conciertos salvajes del cual recuerda el resto de vuestra vida. Pero también de currar soldando y posando bajantes en una fachada durante horas, de orgullo de él extrarradio y para ofrecer modelos en las puertas de los festivales. Llorando en las puertas del cielo es relat al principio persona de uno de las bandas de rap más importantes del país, un viaje en furgoneta para el músico, el político y las historias personales de uno de sus , Niega. No importa si no has escuchado en la banda o no conoce su trajectory: esto es un libro para todo los que quieren escuchar una historia buena contada con muchísimo honestedat, oído del humor y rabia que salidas de mucho hundirse. Una cuenta directa, descarnada y emocionando encima cómo aquello aquello no escoge –el barrio, la familia– es qué nos hago siendo qué es. «no hay encanto aquí, y menos malo: hay estilo. No es Niega que escribe, y menos malo: ya quisimos conocer en Ricardo. Un chico de barrio que construyó culpas contra la OTAN, una raíz con memoria del sudor de sus padres, un hombre que lucha, que no calla, aquello no llora, un trabajador con el conscience de clase muy fresco, uno francotirador de la tarjeta que salva también pelotas para el dejados rancia que a pobreza “de demandas” le gusta sinónimo de “pureza”.» Lorenesa G. Maldonado, periodista (El español). «Quizás el mejor de este libro fue surgimiento de un cronista divertidísimo, lleno de energía y de ideas, aquello en su vuelta es el caro B de uno del raperos más original del Estado. También a pesar de que en el músico de Ricardo, aquí hay destellos, chulería, índice, discurso y provocación; y todo fluye de maravilla.» Antonio J. Rodríguez, editor (Patio). «Del mono azul en las altiplanicies: material de primer para incendiar las mallas al menos una década.». Nuria Alabao, periodista (El Salto, CTXT). 2t6h2k